09 octubre 2007

MEMORIAS

Creo que se me ocurrió una de las ideas más malas y buenas a la vez que he tenido en mi vida; aunque reconozco que la mayoría de las ideas que he tenido no han visto la luz por culpa de la madre de todos los vicios: La Pereza.

Si hubiera llevado a cabo todas mis ideas ya sería rico. Por ejemplo, en 1999 decidí que dejaría de fumar y que ahorraría la plata de esa cajetilla diaria. $1300 pesos multiplicado por la cantidad de días desde entonces da un total de: 8 (años) x 365 (días) x 1300 (pesos) igual 3.796.000 pesos. No es para volverse loco la cantidad de plata, pero probablemente me sentiría mejor de salud, tendría proyecciones de mejor vejez y ¡todo por casi 4 millones extra en mi cuenta corriente!

Otra de las ideas que nunca llevé a cabo fue Prison Break. Sí señores: Así como hay alguien por ahí que reclama la autoría de Napster, yo puedo decir que Prison Break se me ocurrió a mí primero. Recuerdo que estaba en la selva ecuatoriana, como el 2001, y acababa de terminar de leer El Señor de las Moscas. En ese momento me propuse escribir un libro que fuera una alegoría de la alegoría (claro, porque El Señor de las Moscas ya es una alegoría de la historia del cristianismo y el mío sería una alegoría de ese libro). Como sea, la idea central era de un personaje que entraba a la cárcel para salvar a un inocente condenado a muerte. La alegoría es bastante obvia y no creo que requiera mayor comentario. Admito que el tema del tatuaje en el cuerpo de Scofield es original de los creadores de Prison Break pero, con un poco de elaboración, probablemente habría llegado a una idea tan millonaria como esa.

En fin, mi última idea es empezar a hacer mis memorias. Así es: Este sentimiento de trascendencia tan propiamente humano, la ¿convicción? de que algún día lo que estoy haciendo será relevante para el país, el terror de olvidar quién eres cuando te metes en algo como la política y varios elementos más me han hecho reflexionar acerca de la conveniencia de empezar, desde ya, a escribir mis memorias.

Espero que en ocho años más, mirando hacia atrás, no me ocurra lo mismo que con eso del cigarro. Sería triste pensar que, con un cuarto de página diaria, ya llevaría 750 páginas.

En fin, 750 páginas puede ser un poco excesivo.

Parece que no es tan urgente ponerse a escribir ahora.

Parece que la pereza me está ganando de nuevo...

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